
1. El psicoanálisis es una práctica de la palabra
En la terapia psicoanalítica intervienen el psicoanalizante que a través del dialogo expone su sufrimiento y el psicoanalista que hace una interpretación de lo expresado tratando de que en la consulta el paciente haga consiente lo que está en su inconsciente.
2. La sesión psicoanalítica es un lugar donde pueden aflojarse las identificaciones más estables, a las cuales el sujeto está fijado.
El psicoanalista se pone en la posición de la duda y cuestiona al psicoanalizante sobre lo que está expresando, sobre eso que identifica en el.
3. El analizante se dirige al analista
El analizante habla con la idea de encontrar en él la pareja de sus expectativas, de sus creencias y deseos, en analista lo sabe y por eso se abstiene, aunque juega en ellos la transferencia.
4. El lazo de la transferencia supone un lugar, el "lugar del Otro", como dice Lacan, que no está regulado por ningún otro particular.
En esta relación no hay cabida para un tercero pues solo está el analizante, el analista y el consiente.
5. No existe una cura estándar ni un protocolo general que regiría la cura psicoanalítica.
El psicoanálisis no es una técnica sino un discurso que anima a cada quien a producir su singularidad, por eso la terapia se va dando a medida que surge el discurso y no existe una manera radical que diga cómo debe ser.
6. La duración de la cura y el desarrollo de las sesiones no pueden ser estandarizadas.
Se busca el acuerdo del sujeto consigo mismo, por esto no hay una duración predeterminada, sino que se da cuando el sujeto este satisfecho de su experiencia y decida dejar al analista.
7. El psicoanálisis no puede determinar su objetivo y su fin en términos de adaptación de la singularidad del sujeto a normas, a reglas, a determinaciones estandarizadas de la realidad.
Es imposible que exista una norma que diga la adecuada manera de relación entre los sexos ni la satisfacción plena, por esto cada quien debe arreglárselas como pueda de acuerdo a su síntoma particular a este respecto.
8. La formación del psicoanalista no puede reducirse a las normas de formación de la universidad o a las de la evaluación de lo adquirido por la práctica.
La definición del psicoanalista es la variación misma, incluye su formación académica, su experiencia clínica y frente a la cura; el psicoanalista siempre depende de otro que le reconozca y se forma con la experiencia.
GLOSARIO
Atemperar: 1. Moderar, templar. 2. Acomodar algo a otra cosa.
Magisterio: Gravedad afectada y presunción en hablar o en hacer algo.
Trípode: Armazón de tres pies, para sostener instrumentos.