lunes, 12 de septiembre de 2011

Principios rectores del acto analítico


1. El psicoanálisis es una práctica de la palabra

En la terapia psicoanalítica intervienen el psicoanalizante que a través del dialogo expone su sufrimiento y el psicoanalista que hace una interpretación de lo expresado tratando de que en la consulta el paciente haga consiente lo que está en su inconsciente.

2. La sesión psicoanalítica es un lugar donde pueden aflojarse las identificaciones más estables, a las cuales el sujeto está fijado.

El psicoanalista se pone en la posición de la duda y cuestiona al psicoanalizante sobre lo que está expresando, sobre eso que identifica en el.

3. El analizante se dirige al analista

El analizante habla con la idea de encontrar en él la pareja de sus expectativas, de sus creencias y deseos, en analista lo sabe y por eso se abstiene, aunque juega en ellos la transferencia.

4. El lazo de la transferencia supone un lugar, el "lugar del Otro", como dice Lacan, que no está regulado por ningún otro particular.

En esta relación no hay cabida para un tercero pues solo está el analizante, el analista y el consiente.

5. No existe una cura estándar ni un protocolo general que regiría la cura psicoanalítica.

El psicoanálisis no es una técnica sino un discurso que anima a cada quien a producir su singularidad, por eso la terapia se va dando a medida que surge el discurso y no existe una manera radical que diga cómo debe ser.

6. La duración de la cura y el desarrollo de las sesiones no pueden ser estandarizadas.

Se busca el acuerdo del sujeto consigo mismo, por esto no hay una duración predeterminada, sino que se da cuando el sujeto este satisfecho de su experiencia y decida dejar al analista.

7. El psicoanálisis no puede determinar su objetivo y su fin en términos de adaptación de la singularidad del sujeto a normas, a reglas, a determinaciones estandarizadas de la realidad.

Es imposible que exista una norma que diga la adecuada manera de relación entre los sexos ni la satisfacción plena, por esto cada quien debe arreglárselas como pueda de acuerdo a su síntoma particular a este respecto.

8. La formación del psicoanalista no puede reducirse a las normas de formación de la universidad o a las de la evaluación de lo adquirido por la práctica.

La definición del psicoanalista es la variación misma, incluye su formación académica, su experiencia clínica y frente a la cura; el psicoanalista siempre depende de otro que le reconozca y se forma con la experiencia.

GLOSARIO

Atemperar: 1. Moderar, templar. 2. Acomodar algo a otra cosa.

Magisterio: Gravedad afectada y presunción en hablar o en hacer algo.

Trípode: Armazón de tres pies, para sostener instrumentos.

¿Perversión?


Para comprender la perversión se debe dejar a un lado la connotación moral al no juzgar las conductas perversas como buenas o malas, además, es necesario tener en cuenta si se busca tener claridad sobre este concepto que en psicoanálisis la palabra perversión tiene dos acepciones:

  • · La primera como estructura clínica de un sujeto.
  • · La segunda hace referencia a la sexualidad humana.

La perversión es una estructura clínica que identifica la posición de un sujeto que se caracteriza por tener una certeza sobre el goce, es decir, tiene el pleno conocimiento sobre cómo obtener la satisfacción sexual.

La sexualidad humana “normal” tiene rasgos perversos como por ejemplo el morder, el beso y la masturbación, sin ser estos una perversión plena.

Para Freud la perversión como concepto se refiere a la alteración del supuesto objeto normal que es el sexo opuesto y la alteración de la supuesta meta normal de la sexualidad, el coito. Abarca las desviaciones de la conducta sexual conocidas en psiquiatría como parafilias.

Sobre la posición sexual en los seres humanos



El ser humano obedece a las leyes del lenguaje pues se ha separado de las leyes naturales, se ha desnaturalizado y por tanto ha perdido sus instintos, según esto no se puede decir que la orientación sexual sea producto de la programación genética o que sea como en los animales mamíferos que se desencadena una respuesta sexual natural ante un estimulo de la hembra.

La determinación biológica dice que el medio ambiente hormonal del embrión es responsable de la masculinización o feminización del cerebro.
La ciencia desestima al sujeto humano al no ver en él otra realidad diferente a la biológica; tiene una explicación reduccionista, se limita al estudio del organismo dejando a un lado lo psíquico, una causalidad ubicada entre lo orgánico y lo ambiental que no se reduce a ninguna.

El ser hombre o ser mujer es una posición realmente subjetiva que no se puede limitar a la formación de los cromosomas en xx o xy ó a la posesión de pene o vagina. El falo marca la diferencia sexual entre hombres y mujeres así: lo tiene o no; pero, es necesario que el sujeto subjetive su sexo, que le dé un significado.

El ser humano vive una realidad muy diferente a los animales por el hecho de habitar el lenguaje, es la realidad psíquica. El ser hombre o mujer es una conquista psicológica y una decisión subjetiva y propia de cada quien no un dato natural del sujeto, influye además el deseo inconsciente de los padres que se presenta cuando dicen más de lo que deben o menos de lo que puede. Hay una determinación psíquica cuando la posición subjetiva de los hijos se corresponde con el tipo de padres que ha tenido.

En todo caso la posición sexual es subjetiva y la determina el propio sujeto quien es totalmente responsable de su decisión.
Para el psicoanálisis la posición sexual de un sujeto se construye a partir de los vínculos establecidos en su primera infancia con sus primeros objetos de amor.

jueves, 1 de septiembre de 2011

La psicología del colegial


Sobre la psicología del colegial

Freud decide ser psicólogo y en su ejercicio crea una nueva disciplina a la que llamo psicoanálisis, la cual provoca alabanzas y censuras por parte de los investigadores de su época y aun en la actualidad. Su vocación radica en el deseo de “hacer alguna contribución a nuestro saber humano”; dice que el psicoanalista debe interesarse más por la vida anímica inconsciente que por la consiente.

Frente al maestro dice Freud que sentía una ambivalencia pues se inclinaba por igual al amor y al odio, a la crítica y a la veneración.

Freud plantea que a los seis años el infante ha consolidado el tono afectivo de sus vínculos con sus padres o con las personas encargadas de su crianza y con sus hermanos; las personas que conozca después sustituirán sus primeros objetos de sentimiento, de esta manera toda la elección posterior de relaciones amistosas o amorosas se da sobre las huellas mnémicas de aquellos primeros arquetipos.

El sujeto experimenta una ambivalencia de sentimientos en lo que Freud denomina el complejo de Edipo pues coexiste la moción tierna que precisa amar y admirar al padre y la hostil que quiere eliminarlo para ocupar su lugar.

En la segunda mitad de la infancia hay una alteración de este vinculo con el padre pues el sujeto empieza a salir de la casa y al mirar el mundo real se da cuenta que su padre no es el más poderoso, se desconcierta, aprende a criticarlo y le hace pagar el desengaño que le ha propiciado.

Es en esta fase del desarrollo del joven se da el encuentro con sus maestros, quienes se convierten en sustitutos del padre pues se le transfiere el respeto y las expectativas del padre que se dieron en la época de la infancia saliendo al encuentro con la ambivalencia que se adquirió en la familia.

Por esto para comprender el comportamiento hacia los maestros es necesario primero mirar la crianza y lo sucedido en la familia.

GLOSARIO

Barbicano: Que tiene cana la barba.

Arquetipo: Psicol. Representación que se considera modelo de cualquier manifestación de la realidad.

Psicol. Imágenes o esquemas congénitos con valor simbólico que forma parte del inconsciente colectivo.

Imago: generalmente se refiere a una imagen a menudo idealizada de una persona, generalmente un pariente, formada en la infancia y persistiendo inconscientemente en la edad adulta.

Desasimiento: Desapego, desinterés.